En estos días me
encontraba bajo mucha presión por una situación digamos “administrativa”,
realmente estaba muy preocupada de no poder sacar adelante este asunto, parecía
que todo iba en mi contra y las respuestas que encontraba ante mi lucha no eran
las que yo esperaba, pasé algunas noches de insomnio, frustraciones, tristeza,
angustia y demás.
Total que me puse a
pensar qué era lo que yo tenía que aprender de esta experiencia, y fueron
varias cosas; una de ellas es que me di cuenta que tenía que ser más cautelosa
en mis decisiones, aprendí que no puedo controlarlo todo, aprendí que no
siempre vas a encontrar personas dispuestas a ayudar (aunque puedan), sino todo
lo contrario, porque ese ese su papel (y hay que respetarlo); pero también aprendí que el apoyo puede
venir de mil maneras, algunas ni siquiera las esperas, pero ahí están. Le pedí
a Dios y a todos los seres que siempre me cuidan y me acompañan que me ayudaran
a ver lo que no veía y aunque me costó trabajo, solté esos sentimientos a los
que me estaba aferrando, dejé ese “problema” en manos de Dios, y el propósito
pareció pesar menos.
A veces creemos que podemos
hacerlo todo, que nadie puede hacer las cosas mejor que nosotros, que si no las
resolvemos nosotros, nadie lo hará, y nos frustramos. Pero hay
algo cierto que he comprobado muchas veces, Nadie hace mejor las cosas que Dios
y se manifiesta en el momento correcto, no falla, no llega tarde, Él siempre
está. Creo que nosotros somos los
impuntuales, los ansiosos, los que por el ritmo de la vida a veces no estamos
ni en nosotros mismos.
Agradezco que esta
situación se está resolviendo favorablemente, y aunque tengo prisa por dar carpetazo
tengo fe que se será en el momento correcto. Gracias Padre!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario