He llegado a la conclusión
que puede ser muy peligroso tener expectativas sobre alguien más, de hecho, a
partir de hoy lo considero de mala educación y una falta de respeto. ¿Cuántas
veces nos enojamos, nos frustramos y dejamos que estos sentimientos se apoderen
de nosotros, dándoles el total control sobre lo que sale por nuestra boca? Las consecuencias pueden ser catastróficas si no nos
percatamos del gran error que se comete cuando le damos a alguien más la
responsabilidad de llenar nuestras expectativas.
Aquí lo importante es
no repetir ese patrón de rabietas, de frustración, de deseo de venganza
(en casos muy extremos, lo hay). Detente un momento y piensa; no se trata de
controlar ni de ahogar esos sentimientos, porque solamente se harán más fuertes; se trata de PONER ATENCION!! ¿Qué estás pidiendo?, ¿Qué estás esperando? ¿Quién
eres tú para tener injerencia sobre el libre albedrío de los demás? ¿Tiene esa
persona la capacidad de hacer, decir, dar o actuar como tú lo estás esperando? ¿Es
su obligación?; y lo más importante ¿Piensas que tú te mereces ese sufrimiento,
ira y/o frustración?
Bueno, si ya nos
dimos cuenta que cometimos un error, entonces llegará la serenidad por sí sola,
quiere decir que hemos tomado consciencia de la situación. Si esta consciencia
llegó un poco tarde, es decir, ya nos enojamos, hicimos berrinche y nos
salieron sapos de la boca, lo más urgente es ofrecer una disculpa, y también
perdonarnos, aprender la lección, mantenernos alerta para no repetir el mismo
error y seguir adelante.
Al “ofrecer disculpas”
no me refiero a que digas tú estás mal y que la otra persona está bien; no se
trata de etiquetar; ofrece disculpas porque le has faltado al respeto al
quererlo forzar a hacer, decir, dar o actuar de cierta manera; tal vez ni
siquiera tiene esa capacidad. Date cuenta que ninguna de las partes merece sufrir
por algo que NO EXISTE.
Creado por R. María Aguijim