jueves, 1 de mayo de 2014

La Meta

Hace poco más de 3 años mi vida cambió radicalmente, dejé de trabajar para una empresa y me dediqué de lleno a mi, a mi hijo, a mi madre (que en paz descanse) y posteriormente me casé, adquiriendo las responsabilidades de una ama de casa y entregándome a la rutina que esto conlleva (no es queja). En los últimos meses he tenido tiempo de visitar esas páginas de motivación, autoayuda, espiritualidad y en todas viene la frase "tener una objetivo" nos ayuda a ser mejores, a ser felices, a estar motivados, etc., efectivamente yo estoy de acuerdo que apegarse a un objetivo es un estímulo, pero el punto no es cuestionar la veracidad de esa frase sino reflexionarla.

En la vida nuestros padres, maestros, amigos, etc, nos enseñan a vivir con metas, en competencia y en comparación con los demás; se nos enseña a mirar al lado para ver qué tan bien o mal vamos, incluso el cariño a veces fue recompensa de qué tan bien o mal llenábamos las expectativas de los demás... No los culpo, no sé desde cuando existe esta cadena de dependencia meta-éxito.... Claro, recuerdo que también yo caí en eso, fijaba mis metas hacia algo ya fuera material y/o personal como hacerme de una casa, o de una familia, o de un posición importante dentro del organigrama, aprender algo nuevo, etc., sin embargo, creo que es muy válido y sano ponerse metas alcanzables y personalizadas ya que forman parte del crecimiento personal, profesional, económico y espiritual.

Durante muchos años trabajé "por objetivos" me pagaban por eso, era un número grande, era algo impuesto, el objetivo del jefe (o del jefe, del jefe, del jefe...), me fue muy bien, gracias a Dios y terminé esa etapa muy agradecida y llena de aprendizajes.

Sin embargo, el asunto no termina ahi. En estos días de "independencia laboral" he llegado a sentir que mi vida gira en torno a lo que necesitan los demás de mi, no me mal entiendas, no es egoísmo; simplemente que me preguntp "¿qué objetivo me estoy forjando para mi?" Me observabo y noto que mis días se ocupan de acuerdo a las necesidades de mi hijo y mi esposo.... Casi caigo en la trampa de pensar que no tengo "motivación" propia, y he llegado a sentirme víctima, miserable, sombra de. Recuerdo un día o varios en los qué me preguntaba ¿para qué me levanto? ¿para hacer de comer? ¿para barrer? ¿para limpiar la casa? ¿es eso lo que me va a motivar a salir de mi cama?... En serio caí en eso, no sé si mi esposo o mi hijo lo notaron, supongo que si, y me apena reconocerlo. Incluso se me ocurrió ver el periodico para buscar trabajo, también consulté internet bajo la búsqueda "trabajos de medio tiempo" "trabajo en casa", etc.

Me sentía enojada conmigo, frustrada, y me adentré un poco más, medité sobre eso que me molestaba y llegó a mi esta respuesta:

Soy una persona PRIVILEGIADA. Servir con amor es un don, es una oportunidad para ganarse el cielo, servir alimenta el alma y agrada a Dios, El me iluminó y entendí que mi objetivo es SER "muy buena" en lo que ahora soy, soy madre, soy esposa, soy ama de casa, soy un SER HUMANO... y mi objetivo es dar lo mejor de mi en cada uno de esos aspectos. Mi reconocimiento no es un estado de resultados, o una palmadita en la espalda, ya no tengo jefe, tampoco un recibo de nómina quincenal, no trabajo para ninguna compañía, trabajo para mi familia y para mi y eso es lo mejor que me puede pasar, encontré mi vocación, cumplo mi objetivo día con día con amor y éxito. Gracias Dios mío por mostrarme el camino.

Este pensamiento es el que recibo cada vez que busco fuera algo que me llene...Todo lo que necesito para motivarme es amor, todo lo que necesito lo traigo en mi equipaje interno, lo llevo puesto.







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